Manuel Domínguez

Torero Manuel Domínguez: la pureza y el temple de un torero que nació con el capote en las manos

Hay toreros que parecen destinados al albero desde la cuna, y Manuel Domínguez es uno de ellos. Nacido en 2008 en la provincia de Sevilla, su historia es la de un joven que vive, siente y respira el toreo con una naturalidad pasmosa. Desde pequeño, mientras otros jugaban al fútbol, él ya soñaba con abrir la puerta grande de La Maestranza.

Su formación comenzó en la Escuela Taurina de Sevilla, cuna de grandes figuras y semillero de talento, donde pronto destacó por su elegancia, serenidad y una sorprendente madurez delante del toro. Los maestros que lo vieron crecer coinciden: Manuel posee ese don que no se enseña, esa intuición que diferencia al buen alumno del verdadero torero.

A pesar de su corta edad, ya ha dejado su impronta en diferentes certámenes de promoción. Su paso por los tentaderos, capeas y novilladas sin picadores ha estado marcado por el aplomo y la firmeza de quien no se deja intimidar por el tamaño del reto. Uno de sus triunfos más recordados fue en la Plaza de Toros de La Maestranza, dentro del ciclo de promoción de jóvenes valores de 2025, donde cortó orejas y se ganó al público con una faena templada, de hondura y verdad.

Hablan de él como un torero de “mirada antigua y corazón nuevo”. Su concepto se aleja de la espectacularidad vacía; busca la pureza, la estética clásica, el toreo sentido. Manuel Domínguez torea con los pies asentados y el alma en la muleta, consciente de que el arte no se mide por los gritos del tendido, sino por la emoción que deja cuando se apaga el paseíllo.

Fuera del ruedo, sorprende su sencillez. Es un muchacho callado, disciplinado, que observa y aprende. Admira a figuras como Morante de la Puebla y José Tomás, de quienes ha absorbido ese misterio y profundidad que tanto escasean hoy en día. No es raro verlo llegar el primero a la escuela y marcharse el último, puliendo cada gesto, cada cite, cada lance.

El futuro de Manuel Domínguez aún está por escribirse, pero todo apunta a que su nombre resonará con fuerza en las ferias venideras. Si mantiene ese temple y esa verdad que ya lo distinguen, estaremos ante una de las grandes promesas de la tauromaquia moderna.

Porque cuando un torero tan joven logra emocionar al público sin artificios, el toreo se siente más vivo que nunca.

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